El gasoducto Nord Stream 2: ganan Alemania y Rusia; pierden Ucrania y EU

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Alfredo Jalife-Rahme

09/08/2021 | Publicado en la Red de Geografía Económica 847/21 (https://groups.google.com/g/redgeoecon/c/nxwcHVrXY94)

En su visita de despedida de la canciller Angela Merkel a Joe Biden, Alemania y EU reconocieron la esterilidad de las sanciones para detener el gasoducto Nord Stream 2 (NS2): construido en más de 98 por ciento y transportará el gas ruso desde su zona en el Ártico, pasando por el mar Báltico, hasta Alemania.

No hay modo de ocultar la derrota de la política antirrusa de la dupla Obama/Biden –en particular, de la pugnaz israelí-estadunidense Victoria Nuland que buscaba dañar las finanzas de Gazprom y quien despreciaba solemnemente a Europa cuando entonó su célebre invectiva de ¡Al carajo con Europa!, tras haber catalizado el cambio de régimen en Kiev– y de Trump que hizo del bloqueo del NS2 su leitmotiv.

¿Habrá sido consecuencia de la cumbre en Ginebra de Biden y Putin, que versó primordialmente sobre la estabilidad estratégica? ¿Se trata de un cebo para que Rusia comience a soltar su asociación estratégica con China? Era evidente que Alemania no iba a ceder, mucho menos cuando Biden busca restaurar la alianza perdida con la UE.

Más aún: el gasoducto es más importante para Alemania –que hubiera sido obligada a comprar el gas de EU mucho más caro, por su logística de transporte distante– que para Rusia, que con la mano en la cintura se lo puede vender a China: más ahora cuando Gazprom contempla otro gigantesco gasoducto: el Siberia 2 (https://bit.ly/3l4qnpI).

El NS2 –propiedad integral de Gazprom (con sede en San Petersburgo) y Rosneft–, más el NS1, tendrá una capacidad anual de 110 mil millones de metros cúbicos. Gerhard Schroeder, ex canciller alemán y ex líder del Partido Social Demócrata, es hoy el mandamás de Nord Stream AG, con sede en Suiza, a cargo del NS1: consorcio del que también forman parte, junto a Gazprom, empresas alemanas y la francesa GDF Suez.

Alemania –primera potencia geoeconómica de la UE– prometió buscar que no cese el tránsito del gas ruso a través de Ucrania, que vence en 2024, por lo que recibe regalías de unos 3 mil millones de dólares al año de Moscú. ¿Cuál fue entonces el sentido del NS1 y 2 de no haber sido por el chantaje de Ucrania (https://on.mktw.net/2UXlVyr) al transporte del gas ruso hacia Europa?

El portal Strategic Culture no se anda por las ramas y sentencia que el NS2 “no es una concesión estadunidense. Es la admisión de su derrota (https://bit.ly/371VMAS)”.

Las lamentaciones de realismo trágico no se hicieron esperar y el rusófobo obsesivo ex presidente de Georgia (sic) Mikhail Saa­kashvili –que llevó al desastre militar a Tiflis frente al gigante ruso y le hizo perder 20 por ciento de su territorio– espetó que “el hecho de que la importancia geopolítica (sic) de Ucrania disminuirá tras el arranque del NS2 no da lugar a ambigüedades (sic). Pero esto debe ser compensado por el que Ucrania debe desarrollar sus recursos (sic), incluyendo el hidrógeno verde (https://bit.ly/3y9UwaU)”.

¿Qué diantres maniobra Saa­kashvili en Ucrania a la que puede empinar a otro desastre?

El hoy ucraniano (sic) Saakashvili, marioneta de la OTAN, exhibe su novatez geopolítica y acusa a Rusia de desear bloquear a Ucrania en el mar Negro, pues en el sur se encuentran los principales depósitos de hidrógeno verde.

Al unísono, el vicecanciller polaco, Pawel Jablonski, fustigó que el permiso al NS2 era una pésima decisión que dañaría la seguridad europea.

Un problema adicional para Ucrania, arrojada debajo del autobús de la geoestrategia del Olimpo de EU y Rusia, es que carece de dinero para reparar el viejo gasoducto ruso que pasa por su territorio.

Según Deutsche Welle, parte del acuerdo de “compromiso (https://bit.ly/3f352ZP)” de cuatro puntos contempla que Alemania y EU inviertan 50 millones de dólares en la infraestructura de tecnología verde de Ucrania (https://on.wsj.com/3f2JM6E). ¡50 millones de dólares son menos que migajas!

El NS2 arrancará máximo en septiembre y ya empezaron las negociaciones para un NS3 con el fin de bajar los estratosféricos precios del gas en Europa occidental.

Murió el viejo rey. ¡Viva el nuevo rey geoenergético ruso-alemán!

Fuente original: https://www.jornada.com.mx/2021/07/28/opinion/014o1pol