Pepe Escobar
07/06/2021 | Publicado en la Red de Geografía Económica 604/21 el 01/06/2021 https://groups.google.com/g/redgeoecon/c/LAw4Oz1Fo5I
Nikolai Patrushev y Yang Jiechi, son los dos estrategas que dirigen una entente geopolítica emergente, en nombre de sus jefes Vladimir Putin y Xi Jinping.
La semana pasada, Yang Jiechi, director de la Comisión de Asuntos Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de China, visitó en Moscú, al secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev. Esta fue la ronda numero 16 de las reuniones de seguridad estratégica entre China y Rusia.
La reunión entre Yang y Patrushev se efectuó en paralelo al encuentro entre Blinken y Lavrov en Reikiavik (Consejo Ártico), y a la próxima cumbre Putin-Biden en Ginebra el 16 de junio (posiblemente en el Hotel Intercontinental, donde Reagan y Gorbachov se reunieron en 1985).
Para algunos comentaristas occidentales la cumbre Putin-Biden podría presagiar el restablecimiento de “la previsibilidad» y la «estabilidad» en las actuales turbulentas relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
Esta idea es una ilusión. Porque tanto Putin como Lavrov y Patrushev no se hacen ilusiones. Especialmente, después que el G7, a principios de mayo, declaró que occidente estaba al tanto de “las actividades malignas» de Rusia y, de “las políticas económicas coercitivas» de China.
Los analistas rusos y chinos, tienden a estar de acuerdo que la cumbre de Ginebra será otro ejemplo de las maniobras “divide y vencerás” propias del “estilo Kissinger”, con el objeto de alejar a Moscú de Beijing, mediante trampas geopolíticas. Los viejos zorros como Yang y Patrushev son conscientes de lo que está en juego.
Lo que es verdaderamente relevante es que Yang y Patrushev sentaron las bases para una próxima visita de Putin a Xi poco después de la reunión Putin-Biden. ¿el objetivo? coordinar geopolíticamente la «asociación estratégica integral» entre China y Rusia.
La visita podría tener lugar el 1 de julio, el centésimo aniversario del Partido Comunista Chino – o el 16 de julio, el 20 º aniversario del Tratado de Amistad China-Rusia
Entonces la reunión Putin-Biden es el aperitivo, el plato principal es la cumbre Putin-Xi es el plato principal.
El té de Putin con Lukashenko
Más allá del «arrebato de emociones» del presidente ruso que defendió la acción de su homólogo bielorruso, el té Putin-Lukashenko arrojó una pieza adicional al rompecabezas protagonizado por un bloguero ultranacionalista que prestó sus servicios al batallón Azov luchando contra las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en el Donbass en 2014.
Lukashenko le dijo a Putin que «tenía documentos para entender exactamente lo que está pasando». No se ha filtrado nada sobre el contenido de esos documentos, pero es posible que estén relacionados con las sanciones de la Unión Europea a Bielorrusia.
El panorama general es siempre el mismo: el Occidente Atlantista aplicando sanciones a Eurasia. Sin embargo, por mucho que Washington presione a Europa y a Japón – para que se desacoplen China y de Rusia – esta nueva Guerra Fría tiene muy pocos interesados en el mundo (incluyendo a Europa y a Japón).
Cualquier analista medianamente racional puede constatar que en el siglo 21 la potencia científica, económica y militar de una asociación estratégica entre Rusia y China es asunto totalmente nuevo en comparación con la era de la primera guerra fría contra la URSS.
Y cuando se trata de apelar al Sur Global – y las nuevas instancias del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL)- el derecho internacional es definitivamente más atractivo que las tan cacareadas “reglas internacionales” basada en un sistema donde sólo el hegemón establece las normas.
Tanto Moscú como Beijing no se hacen ilusiones sobre Joe Biden, lo mismo se aplica a Kurt Campbell, ex secretario de Estado adjunto de Obama-Biden para Asia Oriental y el Pacífico, ahora jefe de Asuntos Indo-Pacífico en el Consejo de Seguridad Nacional.
Mr. Campbell es el padre real del concepto ‘pivote hacia Asia’ cuando era parte del Departamento de Estado a principios de la década de 2010, aunque fue Hillary Clinton, quien reclamó esta estrategia como suya.
En una conferencia en la Universidad de Stanford. Mr. Campbell dijo la semana pasada: «El período que se describió como “compromiso” con China ha llegado a su fin». Después de todo, el giro hacia Asia de Reagan ha muerto.
Kurt Campbell se ofuscó al hablar de un «nuevo conjunto de parámetros estratégicos» y de la necesidad de confrontar a China trabajando con «aliados, socios y amigos». Tonterías: se trata de la militarización del Indo-Pacífico.
Eso es lo que el propio Biden reiteró durante su primer discurso, cuando se jactó de decirle a Xi que Estados Unidos “mantendrá una fuerte presencia militar en el Indo-Pacífico” tal como lo hace con la OTAN en Europa.
El factor iraní
En una pista diferente pero paralela Irán puede estar en la cúspide de un cambio de dirección. Se puede apreciar en el continuo fortalecimiento del Eje de la Resistencia, que vincula a Irán, las Unidades de Movilización del Pueblo de Irak, a Siria, a Hezbollah, a los hutíes yemeníes y ahora a los combatientes en Palestina.
La guerra en Siria fue un fracaso trágico para Estados Unidos en todos los aspectos. No entregó Siria a los «rebeldes moderados», no impidió la expansión de la esfera de influencia de Irán, no destruyó a Hezbollah y no logró descarrilar la rama de las Nuevas Rutas de la Seda en el suroeste de Asia..
¿Assad debería irse? Ni Soñar; fue reelegido con el 90% de los votos sirios, con una participación del 78%.
En cuanto a Irán, solo dos días después de la cumbre Putin-Biden, posiblemente la reactivación del acuerdo nuclear habrá llegado a su fin. Teherán ha reiterado que la fecha límite para un acuerdo expiró el 31 de mayo.
El impasse es claro. En Viena, la UE y Washington acordaron levantar las sanciones contra el petróleo, los productos petroquímicos y el banco central iraníes, pero se niega a eliminarlas a los miembros de la Guardia Revolucionaria Islámica.
Al mismo tiempo, en Teherán, Ali Larijani, ex presidente del Parlamento, fue descartado por el Consejo de Guardianes de la Revolución como candidato a la presidencia. Larijani aceptó de inmediato el fallo. Esto sucedió sin fricciones porque el político recibió una explicación detallada del “nuevo momento internacional”.
Tal como están las cosas, el ganador el 18 de junio parece ser Ebrahim Raeisi, hasta ahora presidente del Tribunal Supremo, y cercano a la Guardia Revolucionaria. En realidad, existe una gran posibilidad que Irán pida a los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica que abandonen el país, y esto significa el fin del Plan de Acción Integral Conjunto tal como lo conocíamos (Desde el punto de vista de la Guardia Revolucionaria, el JCPOA ya está muerto).
Un factor adicional es que Irán está sufriendo una sequía severa, cuando el verano ni siquiera ha llegado. La red eléctrica estará bajo una tremenda presión. Las represas están vacías, por lo que es imposible depender de la energía hidroeléctrica. Existe un serio descontento popular con respecto a que el Equipo Rouhani durante ocho años impidió que Irán obtuviera energía nuclear. Uno de los primeros actos de Raeisi puede ser ordenar la construcción inmediata de una planta de energía nuclear.
No necesitamos un meteorólogo para ver en qué dirección sopla el viento cuando se trata de las tres «amenazas existenciales» para la hegemonía en declive: Rusia, China e Irán. Lo que está claro es que ninguno de los viejos métodos usados para mantener la subyugación de los supuestos vasallos está funcionando, al menos cuando se enfrentan a poderes soberanos reales.
Mientras la “chino-ruso-iranofobia” se disuelve en una niebla de sanciones e histeria, cartógrafos como Yang Jiechi y Nikolai Patrushev están dibujando sin descanso un orden post-unilateral.
Fuente original: https://observatoriocrisis.com/2021/06/01/dos-estrategas-de-una-nueva-era-geopolitica-patrushev-y-yang-jiechi/